viernes, 8 de febrero de 2008

El narval


El narval (Monodon monoceros) es un mamífero cetáceo odontoceto perteneciente a la familia de los monodóntidos. Habita en los mares árticos, normalmente en pequeños grupos de 5 a 7 individuos. Presenta un moteado característico en la piel, carece de aleta dorsal y alcanza una longitud que oscila entre los 4 y los 6 metros sin contar el largo apéndice cefálico, exclusivo de los machos, y que no es más que un largo diente (en raras ocasiones son dos) que puede llegar a medir hasta 2 metros. Se trata de uno de los incisivos superiores del animal que se presenta retorcido a modo de sacacorchos. Los narvales exhiben una considerable reducción en el número de piezas dentales con respecto al resto de los odontocetos, éstas pueden llegar a desaparecer en los adultos, excepto en los machos, en los que siempre persiste el largo incisivo que utilizan aparentemente sólo con funciones defensivas y de peleas rituales. Los narvales son cetáceos de gran actividad vocal. Se cree que la introducción por parte de los vikingos de dientes de macho de narval a las rutas comerciales de la Europa Medieval originó la leyenda del unicornio. Durante siglos se atribuyeron propiedades medicinales y de protección contra venenos a los cuernos de unicornio. Este curioso cetáceo está muy difundido en el Océano Glacial Ártico, desde el cual a veces desciende, hasta las costas septentrionales de Europa. Es por eso que el narval fue un animal importante para la economía de los pueblos esquimales. Éstos cazan aún en Groenlandia y Canadá lo que conocen con el nombre de tugalik, y es una importante fuente de proteínas, de grasa y combustible. Antiguamente, se aprovechaban también otros productos tales como los dientes para confeccionar cabezas de arpón, y los tendones a modo de hilo

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